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Héctor Daniel Massuh, padre de cuatro hijos y diez nietos, es un empresario argentino de extensa trayectoria, en especial en el rubro celulósico-papelero.
Segunda generación de inmigrantes, cuenta con una ascendencia sugerente que explica, en parte, tanto su saga de emprendedor e innovador como sus inquietudes de reconocido dirigente empresario.
También sus escritos lo revelan como observador crítico, proactivo y propositivo, de la realidad económica Argentina.
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Descendiente de inmigrantes cristianos ortodoxos y protestantes de Siria, trae en sus genes la impronta de una bisabuela particularmente dotada como audaz “mujer de negocios”, cuando era casi una herejía a principios del siglo pasado.
La cualidad la heredó su padre, Amin ya fallecido, quién a su vez la transmitió a Héctor, continuador y desarrollador de los emprendimientos familiares.
Pesó también la influencia de la riqueza intelectual de antepasados cultos por varias generaciones, entre ellos teólogos y pastores protestantes, que devino, más acá en el tiempo, en la personalidad de su abuelo Yubrán Massuh, prestigioso y muy conocido escritor y periodista de perfil anarquista y firme opositor a la dominación turca y después franco-inglesa.
Yubrán Massuh
Desde muy joven y hasta su muerte a los 93 años, los artículos de Yubrán desde la Argentina (donde fundó un periódico, “La Fraternidad”, en los años ‘30) eran publicados por los principales diarios del mundo árabe.
También de la rama materna, proveniente de una región vecina de Siria, tuvo ascendientes maestros y comerciantes cultos de religión cristiana ortodoxa.
En el centro su madre, María Nadra, junto a su hermana María Eugenia.
Su tío Fernando Nadra, nacido en la Argentina y hermano mayor de su madre María, fue un respetado político, encendido orador, periodista y prolífico escritor, que llegó a ser el máximo líder del Partido Comunista Argentino.
Fernando Nadra, su tío, con el Ché Guevara en Cuba. 1960.
Víctor Massuh, tío paterno, fue a su vez un eminente filósofo, diplomático y uno de los más importantespensadores argentinos contemporáneos, que llegó a presidir el Consejo General de la UNESCO.
Víctor Massuh
Las tertulias y sobremesas familiares donde acaparaban la escena y la atención las apasionadas discusiones con eje en sus tíos Fernando y Víctor, en las antípodas del marxismo este último, fueron la rica gimnasia de tolerancia y convivencia en el debate de ideas que lo marcaron a fuego para siempre.
Su vida como empresario y dirigente gremial del sector industrial tiene mucho que ver con esa formación y experiencia integral, con esa simbiosis entre trabajo, pensamiento y acción.
Los momentos claves y más críticos de la historia económica argentina de las últimas décadas lo contaron como protagonista. Puede decirse que sus características distintivas son las de un hacedor y a su vez referente respetado por sus pares empresarios, quienes suelen aludir a él como a un hombre de deliberado bajo perfil, creativo, entusiasta y decisivo en su derrotero dentro de la Unión Industrial Argentina (UIA), máxima representación gremial de la industria del país, de la que llegó a ser su Presidente.
No muchos de sus colegas han dejado, como Massuh, testimonio personal escrito de sus ideas, críticas y propuestas, algo generalmente reservado para los ámbitos de la opinión académica o sólo periodística.
En este sitio podrán encontrarse parte de ellos, donde ya desde los titulares se advierte su prédica contraria al fundamentalismo monetario, que derivó en altas tasas de interés y recurrentes y prolongados períodos de atraso cambiario, a su juicio una de las causas de la desindustrialización argentina y la falta de crecimiento.
Para Massuh, además, fue la razón de lo que denominó en su artículo de La Nación, de 1986 (link), como “cultura financiera”, por oposición al genuino progreso y desarrollo industrial capitalista, una de las principales causas –para él- de la decadencia argentina.
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